jueves, 5 de febrero de 2009

Premio

Salegna me ha dado este premio que me encanta, me gustan mucho las caras de estos dos niños que se abrazan... porque los abrazos están muy olvidados y son importantísimos. A veces un abrazo te puede rescatar del abismo.
La condición del premio (si se puede llamar así) es que hay que decir seis cosas que te hacen feliz y pasarlo a seis amigos. Ahí va:

1. Hacer cualquier cosa con mi madre, ver la tele, tomar café, reírnos...

2. Jugar con mi hermana, hacer el tonto juntas y reírnos hasta llorar.

3. Estar con mi niño, sin hacer nada, sólo estar con él.

4. Mi carrera y mi futura profesión.

5. Ver una película triste y llorar a gusto.

6. Pasear por la ciudad sola.

Y este premio se lo doy a seis amigos:
- Esther
- Cata
- Mela
- Galleta
- Pinocho
- Astrágalo

Besos para todos!!

martes, 3 de febrero de 2009

Perdida (Por Esther y yo)

Aquí os dejo esto tan bonito que ha escrito Esther. En negro está lo que yo he añadido... Espero que no sea la última vez que escribimos juntas. Gracias Esther.
Anhelo cada instante en que tu mano paseaba, perdiendo la vergüenza, por las sendas que mi piel le ofrecía.
Echo de menos esa caricia que nos hacía temblar, ese momento en que dejábamos de ser dos para ser sólo uno.
Casi se me escapa la noción del dulce acento con el que adornas tus palabras. Extraño tus aventuras, con las que me robabas sonrisas, tu forma pícara de describir mi cuerpo con tu mirada.
Extraño los silencios en los que nos decíamos tanto... Me falta tu presencia a cada paso.
Se me olvida a ratos tus ojos dulces, el aroma de tu piel, tu paso felino, el dulce abrazo en que cobijabas mi cuerpo.
A veces no recuerdo quién eras, y peor aún, quién era yo cuando estaba contigo.
Quedan entre los rincones de mi casa, tus sonrisas olvidadas, tus besos abandonados, el momento en que quisiste perderte, aunque fuera un segundo, en el brillo de mi mirada.
En esta casa quedan las paredes y mi corazón, llenos de nada, vacíos de tí.
Ya no sé en que lugar del camino, entre tu corazón y el mío, quedó el cariño de tus abrazos, la osadía de mis besos.
No alcanzo a saber cúando se perdió, irreversiblemente, tu mirada de la mía.
He llegado hasta aquí y no sé cómo. He perdido la brújula de tu querencia, la luz de mi esperanza. Sólo se que aguardo, absurdamente, una señal de tu alma y así rescatar la mía.
Sólo espero a que vuelvas, y me salves.